
Rebuscando por el disco duro entre las miles de fotos que hice el año pasado con el Proyecto 365, me ha aparecido ésta, que no recordaba, y que me ha enamorado nada más verla, por su sencillez.
Es una ramita otoñal caída de un árbol sobre el techo de un coche negro. Los reflejos han hecho bien su trabajo. Yo me limité a ver la imagen y hacer click. De hecho, ahora tan solo le he aplicado máscara de enfoque y la firma. Creo que no le hacía falta nada más.
Sed felices...